SEGUNDA CRÍTICA AL SISTEMA, SEGÚN SAN "YO".

 

                Agárrense a sus asientos, porque en las siguientes líneas voy a hablarles sobre un asuntillo sobre el que yo mismo acabo de reflexionar hace como seis horas. Siéntense, cállense y disfruten de la experiencia que tuve al mezclar un café con leche –y un paracetamol– con autodesprecio y mi don para hacer las cosas cuando no tengo que hacerlas.

            Lo que voy a escribir aquí puede que conlleve la estigmatización de mi persona, pero confío en la objetividad crítica de mis señores profesores para poder desvincular el “Pablo alumno” del “Pablo Blogger”. Bueno, no confío porque en realidad la confianza da asco, pero apelo a ella en calidad de compañero del sistema educativo.

            Vamos, que no me suspendan por esta entrada, que el hecho de que mi experiencia actual me guie en esta crítica no significa que ustedes tengan la culpa.

            Como estudiante, en estos momentos me siento consternado; como estudiante universitario, asqueado; y como estudiante de un máster de formación del profesorado, estoy absolutamente horrorizado. Sé que igual no es un comienzo demasiado alentador, pero ahora mismo comprenderán la razón de este principio.

            Llevo tres semanas, o cuatro –ya ni llevo la cuenta– formando parte de un circo de la hipocresía que, sinceramente, me alarma bastante. Paso cuatro horas al día escuchando las bondades y los problemas de la docencia; los puntos fuertes y débiles del docente. Qué métodos y qué caminos seguir en la enseñanza, y cuáles repudiar; paso cuatro horas al día, durante cinco días a la semana escuchando esto. Veinte horas a la semana. Mil doscientos minutos diciendo “esto bien”, “esto caca”.


“El buen profesor se sirve de su voz para mantener la atención de los estudiantes”, y yo he visto a compañeros míos despertarse sobresaltados tras haber caído inconscientes bajo el manto de una soporífera voz amortiguada tras una mascarilla. “El buen profesor hace de sus clases algo interactivo, emocionante, motivador”, y yo he aguantado en silencio horas, con las retinas acartonadas de mirar proyecciones de PowerPoint con líneas y líneas de texto. “Debemos evaluar a los estudiantes según sus diferentes y personales capacidades”, y yo, junto a cientos de estudiantes, esperamos poder memorizar listas de preguntas y respuestas, de conceptos y de teorías y leyes obsoletas y estúpidas, para demostrar que estamos “preparados”. “Los alumnos tienen más vida fuera del aula”, y nosotros pasándonos horas al ordenador redactando entradas de blog, resúmenes de clases, grabando vídeos, leyendo entrevistas estúpidas y realizando seminarios que, claro está, son totalmente de relleno.

Nos forman para no ser unos profesores mediocres, que no sigan unos métodos mediocres, que no obtengan resultados mediocres; pero nos forman con métodos que ellos mismos condenan, con pruebas que ellos mismos critican, y básicamente pasándose por el Arco del Triunfo todas y cada una de las horas que hemos desperdiciado –tanto ellos como nosotros– en hacer una pequeña y falsa inmersión en el mundo de la docencia y en su recto y pío camino.

Esta entrada puede ser un suicidio, un avión kamikaze, pero créanme, me apena más a mí que a ustedes. Me apena más y me cuesta más (todo hay que decirlo, que este máster no es gratuito). Pero bueno, estas semanas han servido para, al menos, integrarme en un grupo crítico, que ve las cosas como yo, pero, al mismo tiempo de forma diferente, que me suma y me complementa, con personas maravillosas que tienen la misma sensación que yo de que este “intermedio formativo” es más un trámite y un peaje que otra cosa. A ellos les doy las gracias por hacer de tardes tediosas, tardes deliciosas. Por poner un punto de humor en estas semanas grises.



Comentarios

  1. ¡Ole, ole y ole! ¡Qué bien dicho, Pablo!

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  2. ¡No puede encantarme más tu valentía y desparpajo!

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  3. ¡ chapeau 🎩 ! Que buena análisis, te mereces un 10, aprobado !

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  4. Afirmo categóricamente que ninguna entrada de todos los blogs del master contendrán tanta verdad y sinceridad como esta. Propuesto para matrícula de honor en la asignatura.

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  5. Me siento completamente representada con tus palabras Pablo, como ya hemos hablado entre clase y clase muchas veces, quizá deberíamos hacer que nuestro pesar llegara más arriba entre TODOS para intentar que la próxima generación se encuentre algo mejor de lo que nos hemos encontrado nosotros...
    Los profesores deberíamos ser el CAMBIO según el Libro Blanco del profesor, y si los nuestros no lo hacen por nosotros, nos tocará a nosotros hacerlo por los futuros.

    Chapeau!

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  6. ¡Gracias! Gracias por haber puesto palabras a un sentimiento que todos tenemos pero que a veces, por miedo o por total desconcierto, no sabemos explicar. Eres muy grande, Pablo. Gracias de nuevo. 🤍🤍🤍

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  7. Más claro agua. El problema es la concentración de contenidos de este Master, exige mucha dedicacion 4h 5 dias,demasiado teórico y luego tienen que evaluar a un montón de alumnos

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  8. Muy buena reflexión... Por desgracia, muchos estamos de acuerdo contigo!!!

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  9. ¡Bravo! Sobre todo me ha gustado el penúltimo párrafo. Nos "enseñan" y evalúan de la manera que ellos mismos dicen que no hay que hacerlo.

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  10. Maravilloso. Tu lo has dicho "más claro agua"

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  11. Estoy parcialmente de acuerdo contigo, seguro que todos (incluso nuestros profesores) estamos de acuerdo en que podrían ser mejor muchas cosas, pero me ha faltado en tu entrada el "Pablo profesor", que debería ya existir si consideras este máster un mero trámite. Siento que no lo he visto por ningún lado en esta entrada, y eso que me gusta la voz que plasmas en tu blog. Un buen profesor siempre aprende de la adversidad y tiende al tono decoroso, reconciliador y motivador. Desafortunadamente, vamos dirigidos a un sistema que urge reparar y para ello no nos basta con solo una actitud crítica, sino también resiliente. Hagamos las cosas bien.

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    1. El mayor problema que existe ahora en cuanto al discurso en nuestro país, lo encarnas tú perfectamente con tu comentario. Confundimos la contundencia crítica con falta de decoro, la enunciación directa e intensa con la ausencia de conciliación y el tono desengañado y catastrofista con la falta de motivación. No has visto al "Pablo profesor" por ningún lado porque así lo he querido, sólo existe el "Pablo crítico". Precisamente, si hablase desde esa perspectiva, la crítica sería total y verdaderamente destructiva, porque partiría de una vergüenza y una frustración profundas, pero no ha sido así. Y créeme, mejor que no lo haya hecho desde ese ">yo". Para mí sería inconcebible formar parte activamente de una hecatombe como esta. Y sí, considero este máster un mero peaje, más que nada porque un curso de formación (en entradas anteriores podrías leerlo) y más de este tipo, no me aporta absolutamente nada que pueda integrar para mejorar como docente, y llevo ya ocho años siéndolo. Jamás, jamás, he pasado, ni siquiera de lejos, por caminos tortuosos y cochambrosos como este, y gracias a los dioses he tenido bastantes alumnos como para comprobarlo. La resiliencia, la asertividad, deben ser dejadas aparte en las ocasiones en las que su presencia dificulta e incluso impide la comprensión total de la esencia del mensaje.

      Gracias por tu comentario.

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  12. La crudeza de tu forma de escribir hace que tenga una curiosidad inmensa por leerte y claro, por tu libro! Ahora mismo cotilleo las demás entradas de tu blog :)

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